www.paquebote.com > Samir Amin
En el transcurso de los sesenta la “crisis” llegó a convertirse en un tema de conversación cada vez más corriente. En la actualidad son pocos los que dudan de que en comparación con los espléndidos años de la posguerra, hoy en día millones de personas viven como antes, y todavía más, viven con el temor-certeza de un futuro inmediato peor.
De Seattle a Génova, del Otro Davos a Porto Alegre, las protestas contra las políticas neoliberales se multiplican. La dinámica de convergencia entre movimientos sociales antiguos y nuevos, urbanos y rurales, del Norte y del Sur, en gestación desde hace varios años, se cristaliza en nuevas coaliciones y campañas de envergadura internacional contra el modelo actual de globalización.
La obra Globalización de las resistencias. El estado de las luchas 2003 tiene como ambición dibujar el panorama de estas luchas sociales en las diferentes regiones del mundo, situándolas en sus contextos económico y político.
Pone también en evidencia la intensificación de las movilizaciones mundiales alrededor de alguna encrucijadas "globales", que comprenden desde la deuda exterior hasta la problemática del agua, hoy instrumentalizada en provecho de los intereses privados.
Frente al desplegamiento de las luchas a escala mundial, se impone una reflexión de fondo: ¿en qué y de qué manera la fase neoliberal del capitalismo se constituye en sí misma un desafío para los movimientos sociales? ¿Cómo concebir un estrategia del desarrollo que libere a los pueblos de las relaciones de dominación internacional, y bajo que qué condiciones las alternativas avanzadas por los movimientos sociales pueden responder al doble peligro de la mercantilización del mundo?
Iniciativa del Forum Mondial des Alternatives, fruto de múltiples colaboraciones, Globalización de las resistencias. El estado de las luchas 2003 se constituye como un instrumento al servicio de esta globalización de las resistencias y de las luchas.
La acumulación del capital siempre ha comportado una dimensión constructiva y creadora y dimensiones destructivas. Como cualquier sistema vivo, el capitalismo está basado en esta contradicción interna, y no está destinado a perpetuarse hasta el infinito y en la eternidad. Hemos llegado al momento en que las fuerzas destructivas asociadas a la reproducción misma del sistema capitalista lo conducen y lo empujan contra aquellas que asegurarían su legitimidad por su dimensión positiva y constructiva. El capitalismo ha cumplido ya su tiempo y, lejos de permitir la puesta en práctica del potencial que el progreso de la ciencia y de la tecnología en principio permitirían, lejos de posibilitar la aceleración del desarrollo bajo formas apropiadas en las periferias, el capitalismo imperialista anula esas posibilidades de eman- cipación.
La alternativa necesaria y posible a este sistema que ha entrado en la senilidad implica la inversión de las relaciones sociales que aseguran la dominación del capital en general y la de los centros sobre las periferias en particular. Un sistema en el cual la integración de los seres humanos se haría no por “el mercado” sino por la democracia tomada en su sentido más pleno y más rico.
En los grandes momentos de su historia, los pueblos formulan proyectos siempre adelantados sobre las exigencias inmediatas de su época. Hace ciento cincuenta años, el Manifiesto comunista vislumbraba la necesidad de rebasar al capitalismo, entonces en plena juventud. Hoy en día la madurez de las contracciones producidas por ese sistema pone a la orden del día el deterioro de la ley del valor. Por ello la afirmación del mercado como regulador exclusivo de la gestión social no debe tener porvenir. Más allá de las tímidas respuestas posmodernas al desafío, que legitiman la sumisión a las exigencias del momento inmediato, Samir Amin propone aquí una moderna lectura del Manifiesto.
Si los efectos de la globalización neoliberal han resultado negativos para los asalariados y los pueblos de la periferia, no ha sucedido lo mismo con todo el mundo;: la gestión de la crisis ha resultado ser muy jugosa para el capital dominante. Pero el neoliberalismo tiene también sus grietas, y hoy ya no es raro escuchar propuestas nacidas en el corazón del imperio que tratan de salvar al capitalismo del neoliberalismo.
En la crisis actual el capitalismo intenta volver a su utopía permanente, la de la sumisión de la vida social a la lógica exclusiva del mercado y a la mundialización sin freno. Todas las regiones del planeta se encuentran ya enfrentadas a este mismo problema, pero bajo condiciones extremadamente diferentes. Este libro hace hincapié en esa diversidad de desafíos y en las respuestas que se les dan en las diferentes regiones consideradas (Europa, Rusia, China, el tercer mundo). Inapropiadas hasta hoy, esas respuestas ponen en peligro la construcción europea, la reconstrucción de los países del Este y la inserción activa del tercer mundo en el sistema mundial.